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Este blog pretende ser un "parte micológico" de las principales observaciones de hongos que vamos haciendo semana a semana en distintos lugares de la Comunidad Foral de Navarra, destacando las especies más raras, relevantes, comestibles o tóxicas, llamativas, etc.

miércoles, 12 de noviembre de 2025

Uterga (9/11/2025) Carrascal

 Bosque prácticamente muerto, micológicamente hablando, aunque el suelo y la vegetación está húmeda, sin embargo, las lluvias de hace unos días no ha provocado una fructificación general de hongos que en estas fechas suele ser muy abundante. Esto nos ha obligado a llevar a cabo un paseo micológico muy lento y desarrollando una buena observación de pequeños hongos que en algunos casos son, micológicamente hablando, muy interesantes.


Sobre los musgos grupitos de Mycena sanguinolenta, una especie no demasiado común cuyo pie y sombrero desprende una leche sanguinolenta cuando se rompe.

Además, se caracteriza porque las aristas de las láminas son oscuras debido a la presencia de numerosos cistidios lageniformes o fusiformes con pigmento intracelular marrón rojizo que da color a las arista.


Otra rara especie de la que tenemos muy pocas citas en Navarra es la Bovista pusilla, un pequeño "cuesco de lobo", carente de pie y con una envoltura externa, o peridio, que cuando está inmaduro se desprende casi completamente.

Lo realmente peculiar de esta especie son sus esporas esféricas y muy poco verrugosas, casi lisas y sobre todo el capillicio uniforme y poco ramificado, típico de los Lycoperdon, las especies de Bovista los suelen tener ramificado y arborescente.

En claros de bosque y especialmente donde se ha hecho fuego hemos observado otra especie no demasiado común, la Hebeloma mesophaeum, característica por ese centro oscuro que contrasta con los bordes muy claros.


Entre los musgos diminutas fructificaciones de Galerina badipes característica por el anillo que presenta en la parte superior del pie y a nivel microscópico por los cistidios que tapizan las aristas de las láminas.

Cistidios de arista bulbosos y terminados en largos cuello muy ligeramente ensanchado en la extremidad.


En la hojarasca, a pesar de su diminuto tamaño, destacan los pequeños Marasmius splachnoides.


Y notablemente más grandes los Mycetinis scorodonius, con un fuerte olor a ajo, similar a su congénere, Mycetinis alliaceus, mucho más común.


Un simple ejemplar y bastante deteriorado del Conocybe tenera.

Muy característica de la especies, sus grandes esporas elipsoidales y provistas de un gran poro germinativo y los cistidios capitados que observamos en las aristas de las láminas y en la superficie del pie (foto).


Rara vez faltan los carpóforos de Tubaria romagnesiana.

Y entre los musgos pocos ejemplares de Cystoderma amianthinum con su típico olor a gas y su pie recubierto de una armilla hasta el nivel del anillo, en el tercio superior.


Tampoco falta casi nunca, más o menos frescas, las estrellas de tierra, Astraeus hygrométricus.


Y entre los carpóforos de mayor porte observados destacaremos el Clitocybe gibba, muy escasamente representado.


Una incipiente Macrolepiota procera.

Y al borde de un sendero algunos ejemplares de Coprinopsis picaea.

Y terminaremos el reportaje con el "yesquero" típico de estos bosques mediterráneos que podemos observar en cualquier momento del año, Daedaleopsis nitida.

Relación de especies observadas

Agaricus arvensis, Astraeus hygrometricus, Clitocybe gibba, Conocybe tenera, Coprinopsis picacea, Cystoderma amianthinum, Daedaleopsis nitida, Daldinia concentrica, Galerina badipes, Hebeloma mesophaeum, Leocarpus fragilis, Macrolepiota procera, Marasmius oreades, Marasmius splachnoides, Mycena polygramma, Mycena sanguinolenta, Mycetinis scorodonius, Stereum subtomentosum, Tremella mesenterica.