martes, 17 de mayo de 2016

Sierra de Sarbil (15/5/2016). Setas de camino

Algunas especies observadas en los bordes de caminos en un paseo no micológico.
 Una especie relativamente rara e interesante el Inocybe terrigena, con sombero y pie muy escamosos y dotada de un anille muy neto en el pie. Carece de cistidios cristalíferos.
 Una enorme Peziza con superficie externa finamente escamosilla, gruesa carne con cierto tinte violácea, la Peziza phyllogena, en las zona de quejigal.
 Y en la zona de hayedo, otra Peziza muy similar a la anterior en cuanto a tamaño, pero más regular, con superficie externa lisa y en sección la carne gruesa parece presenta una linea oscura en el centro, la Peziza varia, debido a que en su estructura interna presenta 5 capas y una interna muy diferente filamentosa.
Sección del apotecio de la Peziza varia donde se aprecia a la derecha la capa himenial de ascas, después una capa celulósica, una capa central filamentosa que se aprecia a simple vista más oscura, una nueva capa celulósica de hifas muy gruesas y globulosas y por último a la izquierda el excípulo externo, la capa exterior del apotecio con hifas emergentes en forma de diminutas granulaciones.
 Sobre acumulaciones de estiércol, grandes grupos de Bolbitius titubans =Bolbitius vitellinus, al principio amarillos y viscosos y en la madurez se van decolorando a ocráceo.
 En los claros muy frecuentados por el ganado y muy abonados, tanto en la hierba como sobre los excrementos el Panaeolus papilionaceus.  Algunos ejemplares de gran tamaño nos parecieron Leucoagarius o Macrolepiota a primera vista.
 Sin embargo al recogerlos era evidente su esporada negra.
Y para terminar una nota de color no micológica, pero hacía mucho que no la veíamos, la ranita de San Antonio, Hyla arborea.

martes, 3 de mayo de 2016

Valle de Iza (1/5/2016) Quejigal.

Como es lógico en esta temporada del año pocas especies de hongos encontramos a excepción de las típicas de ramas y tocones, lignícolas, las de excrementos y algunas dispersas, fundamentalmente en los prados, sin embargo ocasionalmente siempre que se pasea y se mira se puede encontrar algo interesante.
El Leccinellum lepidum, un hongo típico mediterráneo de carrascales y encinares que ordinariamente sale a finales de año, finas del otoño o incluso en pleno invierno, pero no es normal encontrarlo recién empezada la primavera.
En los claros de bosques frecuentados por el ganado si es normal encontrar en cualquier momento del año las senderuelas, Marasmius oreades, que siempre son excelentes para un buen plato o una simple tortilla.
E igualmente tampoco es raro encontrar en cualquier momento del año las urrilzizes pequeñas, Clitocybe gibba, una seta de gran valor culinario, como las plateras o urrilzizas, Infundibulicybe geotropa, con las que tienen un gran parecido, pero menos carnosas.
Y en ambiente parecido, pero mucho más lejos en la sierra de Lóquiz, es te interesante champiñón, el Agaricus bernardii, con sombrero blanco o crema, típicamente cuarteado con gruesas escamas, carne blanca y un poco enrojeciente en la base del pie, con olor algo desagradable con el tiempo.