Muy pocas especies carnosas, especialmente Agaricales, pero un buen surtido de especies lignícolas sobre ramas o troncos tanto de Afiloforales como de Ascomicetos.
Entre la hojarasca casi pasan desapercibidos los bellos sombreros con tonalindades rojizas de
Psathyrella bipellis.
Si bien su coloración y porte son bastante característicos, más característicos son los cistidios que tapizan las aristas y aparecen muy abundantes también por las caras, fusiformes y obtusos.
Y sus grandes esporas provistas de poro germinativo.
Entre los musgos también pasa desapaercibida, ene sta ocasión, por su pequeño tamaño, la
Galerina vittiformis.
Casi todas las galerinas de musgo son muy similares de ahí que sea fundamental observar sus esporas y sobre todo sus cistidios de arista, en este caso, de base bulbosa y lanceolados.
También observamos agrupaciones de
Peziza phyllogena, muy característa.
Y algunos apotecios en copa de
Helvella acetabulum provistos de un pie medio inmerso en el suelo y dotado de pliegues.
Sobre ramas y troncos no faltan algunos Afiloforales gelatinososo como
Phaeotremella foliacea.
La tripa amarilla,
Tremella aurantia que desarrolla sobre micelio y carpóforos de
Stereum.
Observados con detenimiento nos pueden parecer apotecios de Discomicetos.
No con pocas dificultades hemos observado también pequeñísios sombreros de
Resupinatus applicatus, todavía no del todo desarrollados.
Igualmente casi nos pasan desapercibidos los diminutos peritecios de
Bertia moriformis.
El nombre específico lo viene a la forma de "mora" de sus peritecios cuando los observamos con una lupa.
En su interior desarrollan numerosas ascas con ocho esporas alargadas y tabicadas en su interior, muy características.
Sin embargo, las especies más raras e interesantes observadas han sido cortezas de Afiloforales, entre ellas el
Gloeocystidiellum luridum.
Es de una textura un poco gelatinosa y una superficie lisa.
Sin embargo, su identificación se basa en la presencia de gloeocistidios que atraviesan la fina capa de la trama sin asomar apenas entre los basidios.
Y sus esporas elipsoidales y completamente lisas, bastante grandes para la especie.

También interesante el
Porostereum spadiceum de una coloración un poco grisácea y con bordes levantados como los Stereum.
Sin embargo, lo que más diferencia esta especie de los comunes
Stereum son los numerosos cistidios que atraviesa el himenio.
Son cistidios recubiertos de cristalizaciones, lamprocistidios.
Con una buena lupa y sin ncesidad de microscopio observamos la superficie del himenio como recubierta de una fino vello que está formado por cistidios.
Igual que la anterior, la superficie del himenio observada con una lupa aparece como recubierta de un corto vello.
Pero en este caso el vello está constituido por una gran cantidad de espículas o setas esclerificdadas marrones, características del género Hymenochaete.
Y como una pequeña muestra de las muchas observadas destacaremos el
Radulomyces molaris con superficie recubierta de gruesos aguijones desgarrados e irregulares.
O la
Xenasmatella vaga de una bella coloración amarilla y de aspecto completamente filamentoso y miceliano.