En general, como es normal en estas fechas, pocas observaciones de hongos, pero en algunos puntos locales se observan una buena diversidad ee especies y algunas muy interesantes.
Sin duda la especie más interesante, la Russula graveolens, primera cita confirmada en Navarra. De una coloración que va del púrpura al blanquecino o verdoso, un fuerte olor a pescado al frotar o simplemente al manipularla con las manos y una reacción verdosa con sulfato de hierro y muy intensa verde-azulada con guayacol.
Presenta una amplia gama de colorido, como vemos en estas formas verdosas claras.
Aunque al principio las láminas son blancas, luego se ponen amarillentas ya que la esporada es ocre muy claro.
Las esporas decoradas con gruesas verrugas amiloides, algunas unidas entre sí por crestas pero que no forman una red.
Proceden de gruesos basidios claviformes o ventrudos entre los que desarrollan cistidios apendiculados, provistos de una mama o dedito.
Y la cutícula está formada por pelos erectos que le dan ese aspecto mate y afelpado y numerosos cistidios más refringentes.
Muy interesantes y bonitos los
Inocybe godeyi que toman coloriaciones rojizas, que se van acentuado con la manipulación.
Toda la cara de las láminas y especialmente el borde o arista está decorado de numerosos cistidios ventrudos o fusiformes coronados con cristalitos en la extrermidad, cistidios metuloides.
También hemos observado bastante ejemplares de otra especie muy afín e igualmente provista de cistidios metuloides, pero de sombrero muy cónico, muy liso y nada enrojeciente,
Inocybe fuscidula.
Algunas especies de más interés culinario que micológico como el
Cantharellus pallens, del que hemos observado buenos setales.
Por supuesta sobre ramas, troncos y tocones hemos observado muchos Afiloforales y Ascomicetos estromáticos, aquí mostraremos algunos de los más peculiares, como la
Eutypa spinosa.
Y la gran sorpresa del paseo,
Scytinostroma hemidichophyticum, otra primera cita para Navarra.
Se caracteriza por sus esporas esféricas o globulosas, incoloras y dotadas de una gruesa vacuola que son amiloides.
Su estructura dimítica que le da una consistencia gelatinosa dura con unas hifas esqueléticas muy ramificadas, dendroides.
Y sus cistidios nada fáciles de ver si no los observamos en Sulfovanilina.
Y por último terminaremos este breve reportaje con la sorpresa del día, en medio de un camino terroso. Una especie de costra negra y gelatinosa, maloliente, con bordes bien delimitados y que se levanta fácil del suelo. Aparentemente un excremento de algún animal.
Sin embargo, la sorpresa viene al observarla al microscopio, no aparecen restos orgánicos de ningún tipo, típico de excrementos, y tampoco hifas, solo observamos una multitud de esporas fusiformes o casi cilíndricas que recuerdan las esporas de muchos hongos Palláceos, en particular el Phallus impudicus, con el que también concuerda por su olor cadavérico, mucho más acentudado que el de excrementos de aves. No tenemos ni idea delo que puede ser.
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