Aunque el aspecto externo pueda parecer similar en muchas especies una carácter fundamental es el color de la leche que desprenden al partir.
Los verdaderos robellones o nízcalos son los que presentan una leche rojiza, entre los cuales el más importante es el L. deliciosus, típico de pinares, con leche anaranjada inmutable y que con la edad se va poniendo feo tomando coloraciones verdosas.
También es un robellón de gran calidad gastronómica el L. sanguifluus, cuya leche es de color rojo sangre o remolacha y también toma colores verdosos en la vejez. Sus láminas son netamente más oscuras y rojizas que las de la especie anterior.
Y completa el trío el L. semisanguifluus que se puede considerar como un intermedio entre los anteriores ya que produce una leche anaranjada y unas láminas inicialmente anaranjadas, pero al rato se pone color remolacha, tanto la leche como las láminas y también enverdece.
El más raro ya que se da casi exclusivamente en bosques de abetos es el L. salmonicolor de color muy vivo, leche anaranjada y que no toma colores verdosos. Mucho más raro, pero también en zona de abetos y sobre todo falso abetos, Picea, podemos encontrar el L. deterrimus, de carne amarga y enverdeciente.
Esquema de las principales especies de Lactarius de leche rojiza
Los que podríamos llamar pseudorobellones o falso robellones la mayor parte no son propios de bosques de coníferas y lo más importante es que la leche que desprenden es blanca o a lo sumo puede amarillear, pero nunca enrojecer y nunca se ponen verdosos. La mayor parte son picantes e incomibles.
Uno de los más comunes es el L. chrysorrheus, enormemente parecido a un L. deliciosus, con sus bandas concéntricas, pero de láminas más blanquecinas y sobre todo leche blanca que en unos minutos se vuelve amarillo limón.
Igualmente común, sobre todo en bosques mediterráneos de Quercus, carrascales o encinares, el L. mediterraneensis, también emite una leche blanca que amarillea lentamente y su pie y borde de sombrero prensenta manchas redondeadas, máculas.
Con coloración más o menos rosada y también bandas concéntricas en los hayedos, robledales o bosques mixtos es muy común el L. zonarius, de leche y láminas blancas e inmutables. En ésto se deferencia del L. acerrimus que como su propio nombre indica es muy picante y tiene las láminas rosadas.
Ya más diferentes tenemos otros falsos robellones con sombreros, sobre todo en los bordes, más o menos pelososo o barbudos. Uno de los más comunes en los bosques mediterráneos es el L. mairei, de sombrero un poco zonado y leche blanca e inmutable.
Casi siempre presente en cualquier lugar donde haya abedules, incluyendo parques y jardines es el L. pubescens, más peloso que el anterior y sobre todo diferente por el hábitat y la falta de bandas concéntricas en el sombrero.
Igualmente barbudo como el anterior el L. torminosus, que no solo es picante sino que se considera tóxico, presenta zonaciones en el sombrero y es más propia de bosqaues mediterráneos, aunque también puede aparecen en abedulares y otros bosques caducifolios.
Terminaremos mencionando al L. scrobiculatus llamado así por las manchas o depresiones más o menos circulares que presenta en el pie y que posee una leche blanca que amarillea por oxidación y como los demás es picantes e incomible.
Terminaremos mencionando al L. scrobiculatus llamado así por las manchas o depresiones más o menos circulares que presenta en el pie y que posee una leche blanca que amarillea por oxidación y como los demás es picantes e incomible.