miércoles, 20 de marzo de 2024

Odieta (16/3/2024) Hayedo

 Algunas curiosas especies observadas en un paseo desde los campos de cultivo del fondo del valle hasta el hayedo interior.


Sobre acumulaciones de estiércol una seta en forma de patata abierto, Peziza vesiculosa.

Su superficie tapizada de ascas con grandes esporas lisas.


Sobre las ramas de haya muertas son frecuentes los estromas de Hypoxylon fragiforme, pero muchas veces no nos fijamos que suelen ser colonziados por otros hongos, diminutos pero llamativos por su color rojizo, Dialonectria episphaeria.


Presenta diminutos peritecios rojizos dispersos o en pequeños grupos.

En su interior un buen número de ascas con esporas elipsoidales y divididas en dos células por un tabique central un poco estrangulado.


Sobre la madera muy descompuestas de las hayas nos llaman la atención pequeñas esferas algodonosas.


Se trata de Mixomicetos, Trichia decipiens igualmente atacados por otro hongo que envuelve los esporangios como un abrigo de algodon.

El interior de los esporangios de la Trichia nos recuerdo los "cuescos de lobos", o Lycoperdon, una masa de polvo de esporas esféricas y verrugosas sostenidas entre una maraña de curiosos filamentos de capillicio.

La masa algodonosa es otro hongo que forman conidióforos de donde salen multitud de esporas asexuales por simple gemación.


Muy pocas especies hemos observado sobre la hojarasca, pero sí bastantes sobre ramas, troncos o tocones, algunas de las más peculiares son las gelatinoas Auricularia mesenterica.


Los llamativos cordones amarillos de Xenasmatella vaga.


Las cortezas poradas de Fuscoporia ferrea, una especie rara y peculiar por las espinas que contienen en el interior de los tubos y sus largas esporas cilíndricas.


Con estas espínulas que desarrollan en el interior de los orificios se favorece el dispersión de las esporas que se forman en sus paredes.


Esporas muy peculiares para este tipo de yesquero, casi cilíndricas, cuando lo normal son ovales o globulosas.


Sobre troncos muertos de Picea de repoblación grandes costras de tacto ceroso de Phlebiopsis gigantea.


Si nos fijamos en su superficie presenta abultamientos y toda la superficie como recubierta de una fina vellosidad.


Estas vellosidad que recubre toda la superficie de esta costra son gigantescos cistidios, de tipo lamprocistidio, recubiertos en sus extremidad de finas cristalizaciones.


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