Los hongos más frecuentes y más característicos de la primavera son los Ascomicetos y entre ellos la Sarcosphaera coronaria, una gran peziza de carne muy gruesa e himenio lila que desarrolla semienterrada entre la hierba.
Aunque muy pequeñas su llamativo color rojo las hace bastante visibles a la Scutellinia trechispora con el borde de la seta provisto de pelos como pestañas y esporas esféricas.
El Cordyceps militaris también llama la atención con su colorido, desarrolla sobre crisálidas de mariposas y en especial de procesionaria por lo que hace una gran labor y es un gran colaborado de la lucha biológica sobre esta plaga.
Las criadillas de tierra son también hongos frecuentes en primavera y en ocasiones tomados por trufas ya que desarrollan semienterrados, en este caso una especie más bien rara, Rhizopogon rocabrunae con superficie anaranjada y completamente escamosa.
Entre los pocos Basidiomicetos o más propiamente "setas" popularmente que hemos encontrado uno muy tóxico y otro gran comestible. El Inocybe fuscidula tiene un sombrero cónico o mamelonado y unas láminas blancas que pasan a café con leche en la madurez, muy tóxico.
Y el contrapunto el preciado perretxiko, seta de primavera o seta de San Jorge entre los muchos nombres populares que recibe, Calocybe gambosa, su fuerte y peculiar olor es la mejor tarjeta de presentación.