martes, 31 de enero de 2017

Llenegas e higróforos grises

Se conoce como Llenegas, especialmente en Cataluña, diversas especies del género Hygrophorus con sombrero viscoso
La llenega por excelencia o llenega gris es el Hygrophorus latitabundus, una seta de pinares con sombrero recubierto de una gruesa capa viscosa marrón sin ningún tono verdoso ni aún con amoniaco y pie largo, grueso e igualmente muy viscoso. Gran comestible y muy apreciado en Cataluña.
Muy parecida pero en hábitats diferentes, bosques mediterráneos y caducifolios, muy rara en pinares, el Hygrophorus persoonii es de menor porte, pie menos grueso y sobre todo una coloración con tonalidades más verdosas que se hacen más evidentes cuando se le acerca un poco de amoniaco.

Esquema de las principales especies de Hygrophorus grisáceas muy viscosas en pie y sombrero

La llenega o higrófo de olor almendras, Hygrophorus agathosmus, también muy común en bosques de coníferas presenta un colorido muy parecido a las anteriores, pero el sombrero es mucho menos viscoso y el pie es seco, pero demás se caracteriza por su agradable olor a almendras amargas.
Aunque no se la conoce como llenega sino como seta de marzo o higrófo de marzo, el Hygrophorus marzuolus en realidad es una especie muy afín que sale a primeros del año cuando no hay apenas otras variedades por lo que es muy cotizada aunque nada fácil recogerla en el campo.
Muy similar al anterior pero ya propiamente otoñal y con pie más largo y estilizado que la anterior el H. camarophyllus, también de gran valor culinario.
Y también el Hygrophorus calophyllus es otoñal y tanto de pinares como de bosques mediterráneos, pero se caracteriza por sus láminas rosadas, aunque su esporada es blanca, tan buen comestible como los anteriores.

Esquema de las principales especies de Hygrophorus grisáceas de pie seco y sombrero seco o poco viscoso


viernes, 27 de enero de 2017

Pedos o cuescos de lobo

Se conocen como "pedos de lobo" un conjunto de hongos cuyo interior en la madurez se vuelve polvo, algo típico en las especies del género Lycoperdon pertenecientes a los Gasteromicetos. En estado inmaduro son blancos y pueden ser consumidos, sin embargo no así en estado maduro.

Pedos o cuescos de lobo con pie y abertura por un poro, Lycoperdon

El más común de todos es el Lycoperdon perlatum, que se caracteriza por presentan en la superficie dos tipos de granulaciones o aguijones, relativamente corto, relativamente cortos, que en la madurez se van cayendo y dejan como unas cicatrices o depresiones circulares rodeadas de pequeñas granulaciones.
Por el contrario es bastante raro el L. nigrescens, que también presenta gránulos y aguijones que al caerse en la madurez dejan pequeñas cicatrices, pero se diferencia del anterior en su coloración más oscura y en el tipo de aguijones, más finos y curvados.
Bastante parecido al anterior e igualmente muy común es el L. pyriforme, con superficie muy poco granulosa, casi lisa y es prácticamente el único (entre los comunes) que desarrolla en grupos sobre tocones o troncos en descomposición.
También con una superficie casi lisa en los ejemplares adultos, pero con pequeños aguijones o gránulos, especialmente cerca del pie, en los ejemplares jóvenes, el L. molle, es frecuente también en bosques, pero no sobre madera.
El L. lividum, uno de los pedos o cuescos de lobo, más raros y típicos de prados más que de bosques, presenta la superficie recubierta de granulaciones o pequeñas placas muy bajas, no espinas.
Y sin duda el más característico y fácil de reconocer es el L. echinatum, que como su propio nombre indica, está cubierto de largas espinas que se agrupan en paquetes cónicos.
También con finas espinas agrupadas en grupos, pero mucho más cortas que en la anterior especie el L. umbrinum, que como su nombre indica presenta una colooración oscura. 
Uno de los más bonitos es el L. mammiforme cuya superficie externa, peridio externo, es como una envoltura o velo que se desprende en placas en la madurez en vez de aguijones o gránulos.
Por último a casi a modo de mención dado que en general es bastante raro, al menos en la zona que trabajo, el Lycoperdon pratense (=Vascellum pratense) que se caracteriza por presentan una membrana marrón verdosa muy neta de separación entre el pie o parte estéril y la gleba superior que se trasnforma en polvo

Esquema de las principales especies de Lycoperdon de abertura por poro apical

Pedos o cuescos de lobo con pie y abertura por un casquete, Calvatia (antigua)

El Lycoperdon utriforme de gran tamaño, muy superior a los anteriores, presenta una superficie que se desprende en placas y en la madurez se abre dejando como una gran copa.
Ejemplares maduros de L. utriforme donde ha desaparecido completamente la esporada.

El L. excipuliforme es más parecido al resto del grupo por su porte, pero su abertura que empieza como un pequeño poro termina en forma de un casquete.
Y terminaremos con el cuesco de lobo más grande, el cuesco de  lobo gigante, Calvatia gigante (=Langermannia gigantea), inconfundible por su gran tamaño, puede alcanzar los 50 a 70 cm de diámetro y presenta una forma globosa sin un pie netamente diferenciado.

Pedos o cuescos de lobo pero sin pie, Bovista

La Bovista plumbea presenta una envuelta o peridio externo que se desprende en placas y deja la envuelta o peridio interno grisácea que contiene la esporas como un pequeño balón completamente lleno de polvo sin base estéril.
La Bovista nigrescens muy parecida difieren por su color más grisácea o marrón claro en la madurez, la envuelta externa se desprende con placas más pequeñas y por otros caracteres microscópicos.

miércoles, 25 de enero de 2017

Robellones y pseudorobellones

Robellones, nízcalos, setas de cardenillo, setas de pino y un largo etcétera hacen referencia a diversas especies del género Lactarius, es decir, setas de carne granuda que desprenden leche al partir, con una coloración más o menos rosada.
Aunque el aspecto externo pueda parecer similar en muchas especies una carácter fundamental es el color de la leche que desprenden al partir.
Los verdaderos robellones o nízcalos son los que presentan una leche rojiza, entre los cuales el más importante es el L. deliciosus, típico de pinares, con leche anaranjada inmutable y que con la edad se va poniendo feo tomando coloraciones verdosas.
También es un robellón de gran calidad gastronómica el L. sanguifluus, cuya leche es de color rojo sangre o remolacha y también toma colores verdosos en la vejez. Sus láminas son netamente más oscuras y rojizas que las de la especie anterior.
Y completa el trío el L. semisanguifluus que se puede considerar como un intermedio entre los anteriores ya que produce una leche anaranjada y unas láminas inicialmente anaranjadas, pero al rato se pone color remolacha, tanto la leche como las láminas y también enverdece.
El más raro ya que se da casi exclusivamente en bosques de abetos es el L. salmonicolor de color muy vivo, leche anaranjada y que no toma colores verdosos. Mucho más raro, pero también en zona de abetos y sobre todo falso abetos, Picea, podemos encontrar el L. deterrimus, de carne amarga y enverdeciente.

Esquema de las principales especies de Lactarius de leche rojiza

Los que podríamos llamar pseudorobellones o falso robellones la mayor parte no son propios de bosques de coníferas y lo más importante es que la leche que desprenden es blanca o a lo sumo puede amarillear, pero nunca enrojecer y nunca se ponen verdosos. La mayor parte son picantes e incomibles.
Uno de los más comunes es el L. chrysorrheus, enormemente parecido a un L. deliciosus, con sus bandas concéntricas, pero de láminas más blanquecinas y sobre todo leche blanca que en unos minutos se vuelve amarillo limón. 
Igualmente común, sobre todo en bosques mediterráneos de Quercus, carrascales o encinares, el L. mediterraneensis, también emite una leche blanca que amarillea lentamente y su pie y borde de sombrero prensenta manchas redondeadas, máculas.
Con coloración más o menos rosada y también bandas concéntricas en los hayedos, robledales o bosques mixtos es muy común el L. zonarius, de leche y láminas blancas e inmutables. En ésto se deferencia del L. acerrimus que como su propio nombre indica es muy picante y tiene las láminas rosadas.
Ya más diferentes tenemos otros falsos robellones con sombreros, sobre todo en los bordes, más o menos pelososo o barbudos. Uno de los más comunes en los bosques mediterráneos es el L. mairei, de sombrero un poco zonado y leche blanca e inmutable.
Casi siempre presente en cualquier lugar donde haya abedules, incluyendo parques y jardines es el L. pubescens, más peloso que el anterior y sobre todo diferente por el hábitat y la falta de bandas concéntricas en el sombrero.
Igualmente barbudo como el anterior el L. torminosus, que no solo es picante sino que se considera tóxico, presenta zonaciones en el sombrero y es más propia de bosqaues mediterráneos, aunque también puede aparecen en abedulares y otros bosques caducifolios.
Terminaremos mencionando al L. scrobiculatus llamado así por las manchas o depresiones más o menos circulares que presenta en el pie y que posee una leche blanca que amarillea por oxidación y como los demás es picantes e incomible.

Esquema de las principales especies de Lactarius de leche blanca y aspecto de robellón



domingo, 22 de enero de 2017

Galampernas

En muchos lugares se conoce como galampernas, lampernas, zarrotas, etc, a un conjunto de especies del género Macrolepiota, setas de gran porte con superficie del sombrero desgarrada en escamas, sombrero y pie separables del sombrero y láminas blancas y libres en la madurez.

Las principales galampernas comestibles corresponden al género Macrolepiota muy afín al género Lepiota de las que se diferencia no solo por el mayor tamaño sino por disponer en el pie de una anillo muy bien desarrollado, membranoso y móvil.
La más común es la Macrolepiota procera, con la superficie del pie marrón clara o color café con leche desgarrada en finas escamillas e igualmente la superficie del sombrero desgarrada en escamas más o menos concéntricas.
Muy afín al anterior, con pie igualmente tigrado de escamillas marrones la Macrolepiota konradii tiene un sombrero cuya superficie se desgarra en bandas estrelladas en vez de en escamas concéntricas.
La galamperna mamelonada, Macrolepiota mastoidea presenta un porte más delicado, más estilizada con un pie largo y delgado pero de superficie blanca y lisa, sin escamillas, con un sombrero marcado con un saliente o mamelón puntiagudo y su superficie se desgarra de maneras muy diversas que ha dado lugar a crear muchas variedades como la variedad rickenii de pie muy largo, 2 a 3 veces el diámetro del sombrero y algo escamoso
La galamperna semipelada o Macrolepiota excoriata, también de pie liso y sin escamillas, es más propia de bosques mediterráneos y presenta un sombrero muy poco desgarrado en escamas y solo ligeramente abultado en el centro, no propiamente mamelonado.
Por último mencionaremos a la galamperna más peligrosa y considerada tóxica, entre las que son relativamente comunes, hasta ahora M. rachodes pero actualmente pertenece a otro género y se denomina Chlorophyllum rachodes, es de gran porte, sombrero muy fuertemente escamoso, pie poco tigrado, casi liso, pero lo más característico es que la carne de la base del pie se pone rojiza al partir.

Esquema de las principales especies de Macrolepiota


Otro conjunto de galampernas, la mayor parte sin interés culinario por su reducido tamaño, y las demás tóxicas o incluso mortales, son las que pertenecen al género Lepiota que se diferencia de las anteriores fundamentalmente por la falta de un anillo membranoso bien definido y móvil, a lo sumo presentan un anillo muy adherido al pie y más generalmente diversas bandas. Para la diferenciación precisa de las distintas especies es necesario el uso del microscopio

La más común de todas es la lepiota de escudo, Lepiota clypeolaria, una especie muy polimórfica, con muchas variedades, típica de bosques y con esporas muy alargadas.
Muy similar a la anterior, la Lepiota magnispora, no es fácil de diferenciar sin observar sus esporas muy grandes, superiores a las 14 micras de largo, y que en las formas típicas presenta una coloración más amarillenta, tóxica como la anterior.
Algunas especies son de reducido tamaño, con sombrero de menos de 4 cm de diámetro. Una de ellas es la L. subgracilis, especie muy próxima y parecida a la L. clypeolaria, pero de porte más pequeño y esporas igualmente más pequeñas.
Y sin duda la más peligrosa, aunque por suerte no es la más común, la Lepiota brunneoincarnata, es una especie mortal. Tiene unas esporas elipsoidales con extremos redondeados y con unas coloraciones rojizas en sombrero y pie.
La que podríamos considerar como la hermana pequeña de la anterior y tan peligrosa como ella, la L. subincarnata también presenta coloraciones rojizas o vinosas pero su menor tamaño le quita peligrosidad.
La Lepiota aspera (=L. acutesquamosa) es una de las especies de Lepiota tóxicas que alcanza mayores dimensiones muy parecida a las buenas galampernas, Macrolepiota, por su anillo bien definido y membranoso, pero no móvil. Se reconoce fácilmente por sus escamas puntiagudas de donde le viene el nombre.
La mayor parte de las especies de este género Lepiota son de reducidas dimensiones y muchas de ellas con esporas espolonadas, algo así como miniaturas de las galampernas y por tanto, aunque la mayor parte sean tóxicas no son usualmente consumidas. Una de las pequeñas lepiotas más comunes es la L. castanea, de un bonito color marrón rojizo en sombrero y en las escamas del pie.
Mucho más rara la L. grangei se caracteriza por los colores verdosos que se observan en el sombrero y en la base del pie.
Igualmente la L. cristata que recuerda mucho a las primeras especies descritas, pero en miniatura y en este caso con un penetrante olor desagradable como el que emiten los cuescos de lobo del género Scleroderma
Y terminaremos esta breve visión de las galampernas con la L. erminea (= L. alba), que contrasta con el resto por su sombrero muy poco escamoso, blanco o un poco ocráceo en el centro, posiblemente tóxica como sus compañeras.

Esquema de las principales especies de Lepiota