Una paseo por los hayedos de Lanz nos proporcionó una inmensa sensación de relajación, frescura, colorido y belleza, pero muy pocas setas frescas y todas sobre maderas.
La oreja de Judas, Auricularia auricula-judae formando grandes grupos sobre troncos muy descompuestos de haya, una seta que a pesar de su aspectos es buen comestible e incluso en países orientales se cultiva.
Y el Stereum insignitum esta vez con una coloración poco típica que nos hizo pensar en alguna otra especie, pero su microscopía y la presencia en el himenio de acantohifidios nos ha confirmado su identidad.
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