sábado, 31 de marzo de 2018

Ayegui (29/3/2018) Carrascal.

Aunque obviamente no son fechas de fructificación de hongos en cualquier momento del año si miramos con detenimiento podemos encontrar algunos hongos que nos pueden hacer pasar un buen rato.
 Negrillas claras, Trichololma scalpturatum, buenas comestibles y que se caracterizan por su color gris claro y sobre todo por la coloración amarillenta que toman las láminas al descomponerse.
Más peligrosa es el Entoloma rhodopolium que puede confundirse con una negrilla o con algún liófilo comestible, pero que le delata la coloración rosada que toman las láminas en los ejemplares maduros y su fuerte olor nitroso.
 Es raro no encontrar alguna variedad de cuescos de lobo como el Lycoperdon perlatum.
 Y por supuesto lo más abundante son las pequeñas especies como la Tubaria romagnesiana de sombrero estriado con muy sutiles restos de velo general en el borde y láminas ocráceas.
 Y algunas pecizas u orejas de asno, como la Peziza repanda, que es necesaria la observación al microscopio para su identificación segura y que por otro lado es un verdadero espectáculo.
 Y terminaremos con una interesante especie recogida en una zona de pinos de repoblación, se trata de un hongo que desarrolla sobre piñas enterradas y muy descompuestas. Strobilurus tenacellus.
Se diferencia de la común seta de las piñas, Baeospora myosura por sus láminas mucho más espaciadas y su carne con frecuencia un poco amarga después de un rato de masticación. Además ésta desarrolla generalmente sobre piñas muy descompuestas y muy enterradas, mientras que la Baeospora lo hace sombre piñas casi superficiales y poco descompuestas.