Los bosques no están secos pero como es normal en primavera los hongos desarrollan pero no fructifican, no obstante resultan entretenidos.
Lo primero que se aprecia en casi todo el recorrido es el fuerte olor cadavérico de algunos hongos como los "falos hediondos", Phallus impudicus, que hacen las delicias de las moscas y otros insectos
E igualmente el Clathrus archeri, espectacular por su colorido y forma.
No pueden faltar las fructificaciones más tempraneras de amanitas, entre ellas la Amanita excelsa var. spissa, considerada tóxica
Y la muy parecida, pero comestible, amanita enrojeciente, Amanita rubescens.
Bastante abundantemente sobre ramas en descomposición enterradas encontramos una especie interesante y poco conocida, Typhrasa gossypina, muy característica por los bordes del sombrero surcados.
Por supuesto es raro no encontrar en cualquier momento del año el Hymenopellis radicata
Y si miramos en troncos y tocones encontraremos un gran número de carpóforos de hongos en distintos estados, algunos de ellos son el Panus conchatus, que se puede confundir con los pleurots comestibles, pero éstos son muy correosos.
Los llamativos plasmodios muy blandos de Fuligo septica.
Diminutos apotecios de Chlorociboria aeruginascens verde-azulados entre huevecillos de insectos.
Y por supuestos toda clase de yesqueros, entre los cuales el más común, Trametes versicolor.
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