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Este blog pretende ser un "parte micológico" de las principales observaciones de hongos que vamos haciendo semana a semana en distintos lugares de la Comunidad Foral de Navarra, destacando las especies más raras, relevantes, comestibles o tóxicas, llamativas, etc.

lunes, 29 de diciembre de 2025

Esteríbar (28/12/2025) . Pinares de Pinus sylvestris. El Cordyceps militaris

 Ante la sequía micológica que tenemos en estos momentos en casi todos los bosques y especialmente en los pinares de Pinus sylvestris, vamos a dedicar las observaciones de esta semana a un peculiar hongo que en estos momentos comienza a aparecer con fuerza en los pinares y uno de los hongos que deberíamos conocer y fomentar su expasión.

Aunque pequeño, el Cordyceps militaris resulta muy vistoso por su llamativo color anaranjado, amarillo anaranjado o rojizo que emerge aparentemente del suelo de la mayoría de nuestros pinares.

Si lo levantamos con cuidado nos sorprende ver que surge de crisálidas de mariposas, especialmente de la temible procesionaria. El Cordyceps militaris es uno de los pocos hongos muy interesantes para la lucha biológica, especialmente en un momento en que nuestro pinares se están llenando de la temibla palga de procesionaria con todos los problemas que con llevan tanto para el pinar como para la salud de las personas.

Forman pequeñas clávulas de unos poco centímetros de altura y no más de 5 a 10 mm de grosor en la extremidad que emergen de crisálidas u orugas enterradas de mariposas a las que atacan y matan.


Una observación detallada de la clávula nos muestra una superficie repleta de granulaciones o verrugas.

En un corte transversal de la clávula, vemos que cada una de esas verrugas en realidad es una pequeña cavidad ovoide que surge del interior de la clávula, son peritecios, las estructuras reproductoras de este hongo Ascomiceto.


Tomando con una aguja una de estas verrugas vemos que es una cavidad ovoidea, un peritecio, en cuyo interior se forman las simientes o esporas que saldrán por la apertura superior más intensamente teñida y que es la asoma en superficie.


Las paredes de estos peritecios son bastante consistentes y abren por una apertura apical, (derecha de la foto)


En su interior una masa de hilillos unidos a la base de la cavidad.


Si los coloreamos con rojo congo se aprecian mejor.


En realidad, todos esos finos hilillos son ascas sin parafisos o estructuras estériles que ayuden en la dispersión de las esporas. 




Una observación más detallada y mejor tiñendolo todo con rojo congo, nos muestran las ascas con ocho esporas en su interior, muy largas, como hilos, y provistas de tabiques que saldrán en la madurez por el poro apical del asca.


Las esporas que se forman en su interior son como largas lombrices con numerosas tabiques, nada fáciles de observar.


La razón de ello es que muy tempranamente las esporas se rompen ya en el interior de las ascas en pequeñas células que en realidad se pueden considerar como esporas secundarias.


De manera que lo que salen de las ascas son más bien esporas secundarias, o trocitos de esporas lo que multiplica su capacidad de dispersión.


Las esporas muy largas, filamentosas y tabicadas, se parten en esporas secundarias.


El resultado es una multitud de esporas secundarias que son arrastradas por el agua, penetran en la tierra hasta donde están las orugas que se entierran y las crisálidas de las mariposas, de procesionaria y de otras especies, germinan e infectan a éstas y las matan.


El micelio del hongo desarrolla dentro de las orugas o de las crisálidas y vuelven a dar nuevas fructificaciones que producirán nuevas esporas y comienza de nuevo el ciclo.

Realmente son unos hongos que deberíamos conocer, cuidar y en la medida de los posible dispersar para ayudar a controlar la plaga de procesionaria que está deteriorando cada vez más nuestros pinares.



martes, 23 de diciembre de 2025

Zufía (Metauten) (21/12/2025) Encinar

 El día muy lluvioso y pésimo para meterse en un bosque con mucho matorral alto por lo que el paseo micológico se redujo a los bordes de caminos y áreas libres de matorral, especialmente de brezos y escobas.


Numerosos grupos de negrillas claras, Tricholoma scalpturatum, muy frágiles por su naturaleza y por la lluvia.


Y junto a ellas grandes setales de la típica negrilla de pino, Tricholoma terreum. Sin embargo, no había ni rastro de pino en toda la zona lo que nos obligó a echar mano del microscopio.


La clave de diferenciación de las distintas especies de negrillas está en la estructura de la cutícula del sombrero, lo que se conoce como carácter Josserandi. En este caso se aprecia una triple capa de hifas, J+++, propio del Tricholoma terreum y que lo diferencia de otras afines como la anterior.


Del exterior hacia el interior presenta una capa de hifas finas y pigmentadas, otra subjacente de hifas más gruesas y también pigmentadas y en el interior otras hifas muy gruesas con células muy cortas, casi himeniforme, luego viene la trama o carne del sombrero.


En otras negrillas la cutícula es muy diferente, está formada por una o a lo sumo dos capas diferenciadas de hifas, aquí la cutícula del Tricholoma scalpturatum, con una sola capa de hifas pigmentadas y sin capa himeniforme, J+.


Y ésta la cutícula de Tricholoma atrosquamosum, muy parecida, pero con solo una capa, J+


Bastante frecuentes las llenegas blancas, Hygrophorus eburneus, completamente blancas o con una ligera tonalidad amarillenta en el centro y con sombrero y pie muy viscosos, mucosos.


Así como su congénere, Hygrophorus discoideus, también con sombrero y pie muy mucoso, pero de mayor porte y con un sombrero de una típica coloración marrón oscura en el centro y bruscamente decolorado hacia los bordes, "discolor".


Más escasos entre la hojarasca el Hygrophorus arbustivus, en este caso ejemplares muy pequeños, pie seco y sombrero igualmente seco de una coloración ocrácea (más coloreados que lo que aparece en la foto) con fibrillas radiales. 


Otras especies observadas y muy típica de estos bosques mediterráneos son el falso robellón de leche blanca que amarillea al oxidarse, el Lactarius chrysorrheus, muy picante.


Los característicos pie azules, Lepista nuda, posiblemente formando grande setales en el interior del bosque donde no penetramos. 


Grupos de Hebeloma longicaudum con pies muy largos y fino sujetos en ramilletes, sin un neto olor a patata, típico de muchas especies de este género.


La Rhodocollybia butyracea con pie engrosado hacia la base y blando, meduloso.


Y como muestra de los efectos del agua que hemos padeciedo en el paseo, corros de champiñones completamente deteriorados, en este caso Agaricus porphyrizon, con coloraciones purpúreas.


Pocas veces faltan en estso bosques mediterráneos las pequeñas Tubaria romagnesiana, con muy escasos restos de velo general en el borde del sombrero.


Expectaculares en zonas un poco nitrófilas, alrededor de la palomeras, Coprinopsis picacea.


Y en las mismas zonas, "cuescos de lobo", Lycoperdon perlatum.


Y terminamos con dos especies que a primera vista nos despistaron, pequeña, blanca y con sombrero muy mojado parecía un hígroforo de los muchos observados, sin embargo, al darle la vuelta nos encontramos con unas láminas apretadas y ocráceas, propias del Inocybe geophylla, a diferencia de los higróforos, muy tóxica.


Y algo parecido nos pasó con esta pequeña seta, blanca y seca con tonalidades amarillentas. En este caso al darle la vuelta nos encontramos con unas láminas muy decurrentes, poco espaciadas para un higróforo y bastante para un Clitocybe gibba, que fue nuestra primera opcion.


Al no encajar bien con ninguna de las opciones barajadas nos la llevamos y la sorpresa fue sus esporas muy amiloides y con verrugas, lo que ya no había duda de que se trata de una especie interesante, un Leucopaxillus.


Por la coloración amarillenta clara supusimos que sería el Leucopaxillus paradoxus, sin embargo, nueva sorpresa, la arista de las láminas estaba sembrada de numerosos cistidios alargados,estrechos y flexuosos.


Y en la parte baja de la lámina, lo que da a la carne otros cistidios flexusoso y claviformes, ambos caracteres nos han llevado a descubrir una especie nueva para la Comunidad Foral, el Leucopaxillus cutefractus, una especie bien caracterizada, bastante rara y macroscópicamente similar al Leucopaxillus paradoxus, mucho más común. Esperamos volver con mejores condiciones y hacer nuevas recolecciones de esta especie.

Relación de especies observadas

Agaricus porphyrizon, Coprinopsis picacea, Hebeloma longicaudum, Hygrophorus arbustivus, Hygrophorus discoideus, Hygrophorus eburneus, Hygrophorus eburneus, Lactarius chrysorrheus, Leocarpus fragilis, Lepista nuda, Leucopaxillus cutefractus, Lycoperdon perlatum, Mycena abramsii, Rhodocollybia butyracea, Tricholoma scalpturatum, Tricholoma terreum, Tubaria romagnesiana,

lunes, 15 de diciembre de 2025

Anotz (Ollo) (14/12/2025) Carrascal.

 Carrascal muy cómodo para rastrear y bastante húmedo, pero con muy pocas fructificaciones carnosas de gran porte como corresponde a la época en que estamos, mediados de diciembre. No obstante, un rastreo minucioso y con miras micológicas nos muestra una buena representación de hongos mediterráneos y algunos de gran interés micológico.


La primera sorpresa es encontrarnos con un par de especies del género Cortinarius en estas fechas, ya que en otros momentos son muy abundantes, el Cortinarius poecilochroma, una especie de Hydrocybe, con sombrero higrófano y pie radicante.


Sus esporas de buen tamaño son fundamentales para su identificación.


Y mucho más sorprende esta pequeña seta que a primera vista parece una Galerina o incluso una Tubaria, sin embargo, se trata del Cortinarius decipiens.


La superficie del pie, con una ligera cortina y el tipo de láminas la diferencia bien de esos géneros.

Pero mucho más lo se diferencia por sus esporas en almendra con paredes muy verrugosas y sin poro germinativo.


De mayor porte encontramos algunas típicas y comunes especies, aunque muy escasamente representadas, como el Clitocybe nebularis, ahora presente en casi todos los lugares visitados.


O su pariente cercano azulado, la Lepista nuda, también de amplio espectro ecológico.


Y más específicas de bosques mediterráneos, la llenega de carrascales, el Hygrophorus persoonii.

Y la negrilla de carrascales, Tricholoma scalpturatum, con sombrero grisáceo pero muy desgarrado en escamas y relativamente claro.


De forma dispersa entre la hojarasca hemos observado otras especies interesantes como el Coprinopsis lagopus, con pie y sombrero recubierto de pilosidad.


La Psathyrella bipellis con sombrero cónico o acampanado de un bonito color púrpura.


Y con cierto parecido pero mucho más delicada, y sobre todo, lo más característico es con una esporada rosa que tiñe las láminas en la madurez, el Entoloma occultipigmentatum.


La pequeña Lepiota castanea de un bonito color castaño.

Y como cosa curiosa este plasmodio de un Mixomiceto que no hemos podido determinar aunque muy probablemente corresponda a la Reticularia lycoperdon.


Sobre ramas, troncos y tocones es donde mayor diversidad de especies observamos, entre ellos el Pluteus romellii de pie y láminas amarillentas.


Los curiosos Crepidotus autochtonus, con láminas en abanico ocráceas en la madurez.


Aunque para su confirmación y diferenciación de otras especies como el Crepidotus variabilis o el Cr. cesattii, es fundamental la observación de las esporas que son alargadas, elipsoidales y completamente lisas.


Más dificil de identificar y consecuentemente más interesante desde un punto de vista micológico es el Flammulaster limulatus que sale sobre troncos de Quercus.


Los bordes o aristas de las láminas aparecen ciliados por grandes cistidios alargados y polimórficos.


Unas esporas en alubia, lisas y coloreadas, marrón tabaco en masa.

Y una cutícula del sombrero formada por gruesas hifas pigmentadas que emergen dando lugar a una superficie mate y como granulosa.


Con cierto parecido a la anterior hemos observado una buena representación de la mortal Galerina marginata, con pie provisto de anillo y un sombrero liso y seco, higrófano.


También una buena representación de estas pequeñas setas que la mayoría de las veces nos pasan desapercibidas, las micenas, comentaremos un par de ellas como la Phloeomana alba, diminutas campanitas blancas que salen entre el musgo de la corteza de los Quercus.


La Mycena arcengeliana de una coloración verdosa clara (no se aprecia bien en la foto), y que sale en el suelo.

Para su identificación es imprescindible la observación de los cistidios del borde o arista de las láminas que en esta especie son claviformes o vejigosos y con digitaciones o verrugas solo en la extrermidad superior.


Y por supuesto nunca falta algunas especies gelatinosas como la Tremella aurantia sobre carpóforos de Sterum y también la Tremella mesentérica sobre ramas.


Y de similar aspecto pero muy diferente colorido la Phaeotremella foliacea.


Y otras especies muy características y bastante comunes en estos bosques como la Sarcoscypha coccinea.


Y las "pipas o rheisi", Ganoderma lucidum, muy buscada por sus propiedades medicinales y con la que terminamos este reportaje.

Relación de especies observadas

Byssomerulius corium, Clitocybe nebularis, Clitocybe subspadicea, Coprinopsis lagopus, Cortinarius decipiens, Crepidotus autochthonus, Daedaleopsis nitida, Entoloma occultipigmentatum, Flammulaster limulatus, Galerina marginata, Galerina marginata, Ganoderma lucidum, Hygrophorus persoonii, Lentinus arcularius, Lepiota castanea, Lepista nuda, Mycena arcangeliana, Phaeotremella foliacea, Phloeomana alba, Pholiota gummosa, Pluteus romellii, Psathyrella bipellis, Radulomyces molaris, Reticularia lycoperdon, Sarcoscypha coccinea, Stereum hirsutum, Stereum ochraceoflavum, Stereum subtomentosum, Tremella aurantia, Tremella mesenterica, Tricholoma scalpturatum, Tubaria romagnesiana, Xylaria hypoxylon,