Aunque de forma muy tímida empiezan a fructificar algunos hongos y los primeros suelen ser las amanitas y los boletos, entre algunas otras especies.
Sin duda la amanita más temprana y que pocas veces falta es la Amanita rubescens o amanita enrojeciente, un gran comestible si se cocina adecuadamente.
Sin embargo hay que tener cuidado y reconocerla bien porque junto a ella nos hemos encontrado a la Amanita excelsa var spissa, muy parecida pero tóxica que entre otros caracteres se reconoce por la falta de enrojecimiento en las heridas y mordeduras.
Y con más interés micológico que gastronómico hemos podido observar a la bella y esbelta Amanita gemmata.
Junto a las amanitas suelen aparecer los boletos, los "hongos", especialmente el de poros rojos, Boletus erythropus, que aunque tiene un aspecto muy disuasorio es un gran comestible que no envida en nada a los más conocidos.
También son muy tempranas las fructificaciones de Russula, los gibelurdiñes, como se les conoce de manera general, en concreto hemos podido observar la Russula vesca, muy buen comestible.
En cualquier momento del año encontramos en los hayedos la Megacollybia platyphylla una seta de gran porte, con láminas blancas muy espaciadas pero muy poco carnosa y de escaso interés culinario.
Sin duda la especie más interesante observada desde un punto de vista micológico ha sido el Pluteus semibulbosus, una delicada seta que desarrolla sobre tocones, con una base del pie un poco bulbosa y unas láminas libres que se ponen rosadas en la madurez por las esporas.
Es en los prados donde primero afectan las lluvias y por tanto donde salen los primeros carpóforos y entre ellos los de senderuelas, Marasmius oreades.
Y junto a los anteriores, especialmente en los bordes de pistas forestales no son raros los "cuescos de lobo" y en esta ocasión hemos tropezado con el Lycoperdon molle de superficie recubierta de espinillas que se caen muy fácilmente al solo tocar.
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