En general bosque muy seco y con muy pocas especies dispersas, aunque caminando despacio y observando bien siempre se encunetra algo interesante.
Es el caso del Agrocybe firma, una especie muy rara, con muy pocas citas en España y la segunda en Navarra. Desarrolla de madera muy descompuesta y semienterrada.
Sin embargo, para su identificación es preciso observar ciertos caracteres microscópicos como su cutícula himeniforme que le confiere un aspecto liso y uniforme, sin fibrillas ni escamillas y sus esporas elipsoidales con un diminuto poro germinativo casi inapreciable.
Y los más llamativos sus gruesos cistidios en la superficie de las láminas y un poco capitados en las aristas.
También sobre madera el Crepidotus applanatus, una especie muy parecida a los pleurotos comestibles pero más delicada y de esporada ocrácea.
Lógicamente lo que más observamos son fructificaciones poco carnosas que no requieren de mucha humedad como el caso de la Mycena crocata que emite un látex rojizo.
Pero de los preciados y buscado boletos solo observamos una buena representación del Xerocomellus chrysenteron cuya carne enrojece en las mordeduras.
En situaciones así, sin duda un gran entretenimiento es observar con una lupa los excrementos de vaca o caballo donde en muy pocos centímetros, menos de dos centímetros cuadrados, podemos observar una gran diversidad de hongos de diminutas dimensiones.
Y la Cheilymenia stercorea con pestañas en el borde.
Pestañas que son de dos tipos, unas alargadas y otras divididas en estrella.
Entre las Cheilymenia otros diminutos discos de menos de 1 mm de diámetro, de una coloración verdosa con puntitos blancos que corresponden a las ascas y con pestallas incoloras en elos bordes, el Lasiobolus papillatus.
Ascas y cilios del borde del apotecio
También entre las Cheilymenia aparecen otros discos de similares dimensiones pero verdosos, sin cilios y con diminutos puntitos negros en su interior que corresponden a las ascas maduras, se trata del Ascobolus furfuraceus.
Los puntitos negros proceden de las esporas oscuras y con surcos, muy grandes, que desarrollan de ocho en ocho dentro de las ascas.
Y con una buena lupa, ya que como vemos los apotecios apenas alcanzan los 0,4 mm encontramos otra especie muy afín a la anterior, el Ascobolus immersus que desarrolla casi integramente dentro del excremento y solo asoman las ascas con las esporas oscuras como prominencia negras.
Ascas con ocho esporas gigantescas, aunque con frecuencia solo maduran cuatro o seis y quedan dos a cuatro pequeñas e inmaduras.
Y la última especie observada en una superficie menor a dos centímetros cuadrados es el Pilobolus crystallinus.
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